Fueron reunidos en este capítulo testimonios concernientes a la manifestación del Espíritu Santo en las Iglesias conduciéndolas a toda la verdad (Juan 15), transmitiendo orientaciones del Señor Jesús teniendo en vista la dirección de la Iglesia, permitiendo, de esa manera, al Señor Jesús manifestarse como la verdadera Cabeza de Su Cuerpo, gobernando la Iglesia. Serán relatados los resultados, en base a la edificación de la Iglesia, de la obediencia a las orientaciones dadas por el Señor a través de los dones espirituales.

Esos testimonios demostrarán como el Señor Jesús es el mejor dirigente de Su Iglesia y como Sus planes para la edificación de la Iglesia son mejores de que los planes de los “grandes siervos de Dios”. Se espera que esos testimonios sirvan de estímulo a los pastores para que busquen la dirección del Espíritu Santo para sus ministerios y para la Iglesia.

A través de esos testimonios, se puede percibir mejor como el Señor Jesús está vivo en medio de la Iglesia fiel y como sus palabras aún hoy se cumplen, reproduciendo en nuestros tiempos relatos semejantes a los de los Hechos de los Apóstoles: “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará”. “ayudándoles el Señor y confirmando la Palabra con las señales que la seguían”.