Como empezar la Obra del Espíritu Santo en una iglesia

Como empezar la Obra del Espíritu Santo en una iglesia

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.” (Rom. 8:14)

“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu”. (I Cor. 2:9-10)

Introducción

Al tomar conocimiento de un avivamiento que el Señor está realizando en un determinado país, muchos pastores creen tratarse de un acontecimiento extraordinario cuya ocurrencia depende de la voluntad soberana de Dios y que nada se puede hacer para que una operación semejante ocurra en su país o en su Iglesia. Lo mismo puede ocurrir respecto a la Obra que El Espíritu Santo ahora realiza en Brasil. Sin embargo, en varios países del mundo, en todos los Continentes, el Señor está despertando iglesias y está comenzando a dirigirlas por El Espíritu Santo por medio de los dones espirituales.

Eso está ocurriendo porque la voluntad del Señor es que Su Iglesia viva despierta, llena de amor, fe y esperanza, sirviendo al Señor y a los hermanos con fidelidad y dedicación. La Iglesia del Señor Jesús en todas las partes del mundo tiene que estar llena del calor espiritual resultante de la operación del fuego del Espíritu Santo para que esté preparada para el arrebatamiento. De lo contrario corre o el riesgo de ser vomitada por el Señor (Apo. 3:16), como se lee en la carta dirigida a la Iglesia de Laodicea.

La operación del Espíritu Santo hoy en una Iglesia presenta esas mismas características observadas en avivamientos pasados. Mas también presenta características pentecostales necesarias al momento profético que la Iglesia vive: pronto el Señor Jesús ¡volverá! En este momento el Señor está concediendo a la Iglesia todos los recursos que concedió a la Iglesia primitiva – inclusive el bautismo con El Espíritu Santo y los dones espirituales – conforme a lo registrado en el libro de los Hechos de los Apóstoles y en las epístolas del Nuevo Testamento.

Desde el principio del movimiento pentecostal, en la segunda mitad del siglo XIX, esos recursos estaban presentes en la Iglesia, pues son indispensables para su edificación: los 9 dones espirituales referidos en I Corintios 12:8-10, los 5 ministerios indicados en Efesios 4:11, el poder de la sangre del Señor Jesús (Apo. 12:11) y el funcionamiento de la Iglesia como Cuerpo de Cristo (I Cor. 12:12-31). De esa manera, el Señor Jesús puede ejercer su función como Cabeza de la Iglesia, revelando toda Su voluntad a un pueblo obediente, esto para ejecutarla.

En este articulo será demostrado como un pastor puede orientar su Iglesia a buscar y alcanzar el despertamiento espiritual que el Señor quiere operar en todo el mundo y en todas las iglesias, bautizando con El Espíritu Santo y dirigiendo a las iglesias por medio de los dones espirituales, independientemente de la denominación o asociación de iglesias a que pertenezcan.

Disposición para Servir

Para que el Señor pueda comenzar a operar en una Iglesia es necesario, primeramente, que el pastor se disponga a ser usado por el Señor , siendo obediente a sus orientaciones, sin temer la oposición que surgirá alrededor , incluso de parte de miembros de su congregación. Deberá, enseguida, comenzar a orar y ayunar para que el Señor le fortalezca y le use con unción y gracia para motivar e instruir su Iglesia.

El pastor necesitará, seguidamente, enseñar a la Iglesia las lecciones básicas de las Escrituras referente al servicio al Señor y a los hermanos:

1. Fuimos salvos para servir (Jn. 12:26), no apenas para disfrutar de bendiciones espirituales y materiales.

2. El servicio es una evidencia de la salvación y tiene que ser hecho con diligencia, inclusive porque quien no sirve a los hermanos no puede tener certeza de la salvación (Heb. 6:9-12).

3. El Señor es quien escoge la función del siervo en la Iglesia (I Cor. 12:11, 18), confirmando esa función junto a los pastores; el siervo debe, por lo tanto, estar listo para desarrollar la función que le fue demandada.

4. Todos los miembros de la Iglesia deben ser testigos fieles del Señor Jesús (Hch. 1:8).

5. Todos los miembros tienen que buscar el bautismo con El Espíritu Santo con oraciones y ayunos (Hch. 2:38-39).

En todo ese proceso de enseñanza el pastor necesita proceder con prudencia y sabiduría. Conviene comenzar a transmitir el entendimiento de la Obra que el Señor desea realizar en la Iglesia a los líderes y a los creyentes más sedientos de la bendición del Señor. Deberá tener paciencia – pues cada persona tiene un ritmo y una capacidad de aceptar nuevas enseñanzas – e instruir de forma individual a los que más se oponen.

Obediencia al Señor

El pastor debe enseñar la Iglesia con respecto a la necesidad de obediencia y fidelidad al Señor, inclusive a todas las enseñanzas de la Palabra de Dios, explicando que todos los creyentes verdaderos son naturalmente obedientes al Señor por amor y gratitud por la gran salvación que el Señor le dio.

Debe, también, enseñar sobre la necesidad de la obediencia a las revelaciones que el Señor estará concediendo sobre detalles de la vida diaria de la Iglesia o de sus siervos, pues al atender a las orientaciones del Señor es necesario a la edificación de los creyentes, individualmente, y a la edificación de la Iglesia, colectivamente.

Disposición a obedecer es fundamental para que el Señor conceda dones espirituales y, a través de la profecía, interpretación de lenguas y Palabra de conocimiento (sueños, visiones y revelaciones), pueda comenzar a hablar a la iglesia, orientando sobre varias necesidades principalmente sobre Su Plan para la edificación de la Iglesia.

El pastor debe enseñar que, cuando el Señor habla a la iglesia pero no hay obediencia, Él deja de hablar. Por esa razón ya no hay más profecía en muchas iglesias. A cada orientación del Señor tiene que haber una correspondiente respuesta por parte de la Iglesia o del creyente.

Cuando la Iglesia entiende esta enseñanza y estuviere dispuesta a obedecer a las revelaciones del Señor, Él podrá comenzar a revelar, por ejemplo, sobre:

(1) evangelización – donde, cuando y como evangelizar una determinada localidad; cuando y como realizar una reunión especial de evangelización;

(2) funciones en la Iglesia – quien Él ha escogido para desarrollar determinadas funciones en la Iglesia, el preparo (ayuno, oración, madrugadas, etc.) necesario para que los siervos sean usados en el Espíritu;

(3) pecados ocultos en la Iglesia – para que el pastor pueda procurar las personas indicadas y exhortarlas a abandonar el pecado; “un poco de levadura leuda toda la masa” e impide la realización de la Obra de Dios en la Iglesia; etc.

El Poder de la Sangre de Jesús

El pastor deberá comenzar a buscar al Señor para tener experiencias personales con el poder de la sangre de Jesús a través del “clamor por la sangre”. Se entiende por eso una oración en la cual se pide a Dios Padre que ministre la bendición que se necesita (Comunión, libramiento, protección, etc.) basada en el sacrificio del Señor Jesús. En otras Palabras, se manifiesta, en la oración, la fe en el poder del sacrificio del Señor Jesús para que se pueda recibir, en aquel momento, la bendición que necesita. El Señor responde a la oración concediendo, por El Espíritu Santo, Comunión, libramiento y protección.

En seguida, deberá enseñar a la iglesia a buscar experiencias semejantes haciendo un estudio bíblico bien fundamentado (ver artículo sobre “El Poder de la Sangre de Jesús” en esta Web). El pastor deberá comenzar a clamar por la sangre de Jesús al principio de cada reunión, orando para que el Señor pueda conceder a todos los presentes la bendición del perdón de pecados y la consecuente Comunión, necesaria para que El Espíritu Santo pueda operar libremente en aquella reunión.

Como resultado de esa oración específica y objetiva, el Señor concederá purificación, comunión más profunda, liberación de toda forma de preocupación o perturbación espiritual. Como consecuencia, comenzará a haber manifestaciones de dones espirituales y los creyentes presentes estarán protegidos de manifestaciones que no son del Espíritu Santo durante la reunión.

Búsqueda y Uso de los Dones Espirituales

En una Iglesia donde los dones espirituales no son frecuentes, el pastor debe instruir la Iglesia sobre la importancia de los dones espirituales para su edificación (I Cor. 14:3-5 e 12-19) y a buscar con dedicación y perseverancia de los dones espirituales (I Cor. 12:31 e 14:1, 13), orando (inclusive de madrugada) y ayunando individualmente por ese objetivo específico. El pastor también debe llevar la Iglesia a la búsqueda de los dones espirituales en reuniones de oración (inclusive vigilias de corta duración).

La Iglesia necesita saber que el don de profecía se manifiesta de la misma manera que una visión dada por el Espíritu, cuando el siervo, aun de ojos abiertos, ve una determinada visión. De la misma manera que nadie puede aprender a tener visiones, tampoco nadie puede “aprender a profetizar”. El siervo usado con el verdadero don de profecía recibe súbitamente mensajes de parte de Dios y su papel se limita a retransmitir lo que oyó de parte del Señor.

El pastor también enseñará a la iglesia que los dones espirituales tienen que ser usados con sabiduría, en particular bajo la supervisión del pastor de la Iglesia. Para que eso ocurra, la manifestación de los dones tiene que ser llevada al conocimiento del pastor. La sabiduría en el caso del uso de los dones se refiere, principalmente, al cuidado con una serie de recomendaciones practicas registradas en el capítulo 14 de la I Carta a los Corintios. Se refieren a no hablar en lenguas extrañas en las reuniones de la Iglesia, a no ser que haya interpretación, cuando hablen los profetas uno tras otro, orden en el uso de los dones en la Iglesia, y otras muchas cosas más.

La supervisión en el uso de los dones en la Iglesia por el pastor es necesaria para que los dones puedan ser usados debidamente. Esa supervisión es necesaria porque el pastor tiene mayor conocimiento de las necesidades de la Iglesia y de la condición espiritual de quien está siendo usado, además de mas discernimiento espiritual de que los miembros, estando capacitado a orientar a los miembros de la Iglesia sobre el uso de los dones con decencia, orden y sabiduría.

La supervisión del pastor es necesaria porque la manifestación de los dones debe ser juzgada o probada (I Tes. 5:19-21), para que se sepa si proviene, de hecho, del Espíritu Santo, e interpretadas para que se sepa con exactitud lo que el Señor quiso decir. La Palabra de Dios enseña que el juzgar o probar no concierne a la persona que fue usada sino a otros (este asunto será desarrollado en el tópico “Preparar un Grupo de Intercesión”). En el caso que una manifestación de un don espiritual no sea debidamente juzgado, la Iglesia será engañada por dones que no proceden del Señor. Por ultimo, caso no sea dado la correcta interpretación de la manifestación de un don, no habrá el cumplimiento que se espera y las personas opinarán, sin razón, que la manifestación no ha venido del Espíritu Santo.

Esa cuestión es importante, pues el no-cumplimiento de un don o el no-cumplimiento de una interpretación errónea lleva frecuentemente a decepciones con los dones espirituales, llevando una Iglesia a rechazar en la práctica el uso de los dones espirituales y, así, a impedir al Señor dirigirla por el Espíritu.

Preparo del Grupo de Intercesión

El pastor debe preparar los diáconos y otros siervos fieles, que viven en santidad y que son usados en dones espirituales, para integrar un “Grupo de Intercesión” (Hch. 17:11). Corresponde a ese grupo ayudar al pastor a juzgar e interpretar los dones espirituales, y a interceder por asuntos delicados de la Iglesia (problemas espirituales, luchas mayores) que no deben llegar al conocimiento de la congregación, compuesta frecuentemente por muchos miembros recién convertidos.

El grupo de intercesión se reunirá periódicamente, siempre con la presencia del pastor, para probar todas las manifestaciones de los dones espirituales que sean de interés a miembros de la Iglesia y para la Iglesia colectivamente. El Señor hablará, en general, por los dones espirituales, a través de otros creyentes, confirmando o no la manifestación se está examinando. Cuando el Señor la confirma, normalmente acrecienta informaciones sobre el mismo asunto. De esa forma, el pastor tiene un conocimiento más amplio del asunto, ayudándole a mejor entender la voluntad del Señor sobre ese asunto y, así, a tomar una decisión más correcta y precisa.

El grupo de intercesión también ayudará al pastor, a interpretar correctamente la manifestación de los dones, aunque la ultima Palabra siempre corresponda al pastor. La interpretación correcta puede venir por el conocimiento que se tiene de símbolos bíblicos – pues el Señor frecuentemente habla de forma simbólica en visiones y sueños – o a través de una revelación.

Incumbe, sin embargo, al pastor determinar la forma más adecuada de aplicar cada manifestación de los dones. Por ejemplo, él puede decidir que una visión del Señor sobre una falta en la vida de un nuevo creyente apenas debe ser motivo de intercesión por parte de los miembros más maduros de la Iglesia, no debiendo ser llevada al conocimiento da persona interesada. Él puede entender que una orientación transmitida con respecto a la separación de un siervo para el diaconato no deberá ser ejecutada de inmediato, sino más adelante, porque el creyente todavía es un neófito, lo que contradice la enseñanza de la Palabra de Dios.

Consulta al Señor

El pastor no se debe limitar en obedecer a las orientaciones que el Señor toma la iniciativa en revelar. En la reunión del Grupo de Intercesión el pastor, también debe, tomar la iniciativa en pedir el consejo del Señor sobre asuntos de mayor relevancia para la vida de la Iglesia. Eso ocurrirá, en su mayoría, en las reuniones del Grupo de Intercesión. Cuanto más se consulta el Señor, mejor. Él tiene la oportunidad de revelar detalles importantes para la victoria en una determinada cuestión y que no la conoceríamos si El no nos la revelase.

Conviene, por ejemplo, consultar el Señor sobre asuntos tales como: (1) quien el Señor escogió para ejercer funciones de mayor relevo en la Iglesia (diáconos, maestras de la Escuela Dominical, etc. – Hch. 13:2-3), (2) cual la solución para problemas que la Iglesia enfrenta (falta de crecimiento, niños que no se interesan por la Iglesia, miembros que no quieren servir al Señor o que viven en el pecado – Hch. 5:3-4), (3) cuando y como iniciar la evangelización en un determinado barrio (Hch. 16:6-10), etc.

Antes de consultar al Señor, el asunto tiene que ser explicado al Grupo de Intercesión y discutido, pues el Señor también requiere que se use del buen sentido, la sabiduría que se adquiere por el conocimiento de la Palabra de Dios y la experiencia acumulada en la vida cristiana. Todo ese conocimiento ayuda también a interpretar correctamente la manifestación de los dones espirituales que el Señor concederá.

Unión Espiritual entre Pastores

El pastor debe pasar a vivir la doctrina concerniente a la Iglesia como Cuerpo de Cristo al nivel pastoral. Debe procurar vivir en Comunión espiritual (Sal. 133:1-3) con otros pastores que tienen el mismo deseo de tener su Iglesia dirigida por El Espíritu Santo y que, por eso mismo, comprendieron la importancia da la operación de los dones espirituales e de los 5 ministerios de Efesios 4.11.

El Señor no levanta en una Iglesia local todos los 5 ministerios, sino que ellos son concedidos a la Iglesia como un todo, o sea, al conjunto de iglesias. Por ese motivo, es necesario que ninguna Iglesia viva aislada, espiritualmente apartada de las demás.

Lo mismo se dice respecto a los pastores. Aislado, ningún pastor puede tener una vida espiritual satisfactoria. Cuando los pastores están espiritualmente unidos – en una verdadera Comunión espiritual – el Señor comienza a manifestar los diversos ministerios. Los pastores deben, ellos mismos, buscar los dones espirituales para que puedan ser mas útiles al Señor y para que las reuniones de pastores puedan ser más fructíferas.

Cuando los pastores empezaren a ser usados en dones espirituales, en esas reuniones el Señor comenzara a (1) revelar necesidades particulares de los pastores, (2) aconsejarles con respecto a problemas que estén enfrentando en sus iglesias, (3) mostrar respuesta para el crecimiento de las iglesias, etc. Cuando el Señor tuviere la necesidad de corregir un pastor, siempre para edificación, usará en esas reuniones los demás pastores. No habrá necesidad de que el Señor hable a los miembros de una Iglesia para corregir a ese pastor.

Unión en el Espíritu entre pastores, resultado de una verdadera Comunión espiritual (no institucional), solo es posible cuando el Señor está verdaderamente presente en medio de los pastores, hablando a través de los dones espirituales en sus reuniones. De esa forma el Señor enseñara, corregirá y exhortará. Los pastores no se sentirían a gusto para hacer la voluntad de la carne, ni para incitaren divisiones.

Conclusión

El Señor quiere operar en todas las iglesias y en todas las partes del mundo, despertando las iglesias a vivir en santificación y en obediencia a Su Palabra y a Su voluntad revelada a través de los dones espirituales.

Para que eso pueda ocurrir un pastor decidido es suficiente. El deberá tan solo comenzar a buscar al Señor y a enseñar a su congregación las lecciones bíblicas básicas sobre el asunto, llevándola a utilizar los recursos espirituales a su alcance – el ayuno y la oración – para buscar los dones espirituales.

Los pastores que tienen el mismo objetivo deben buscar vivir en unión, reuniéndose regularmente para apoyo espiritual (oración y consejo), consulta al Señor sobre sus necesidades y mutua edificación.


“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá… ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Luc. 11:13)